lunes, 22 de julio de 2013

Mi mundo mío

En la pupila absorta de mi destino, me pierdo.
Me encuentro en la borra del café del pocillo,
en aquel olor calentito.
Y en el ruido callejero amigo.


En la línea que me anuncia la pampa, en el lugar mío.
Me veo en el olor del verano,
en el espejo del rocío,
en la hamaca adolescente de aquel desafío.
Me espío en mis ruidos,
el de las ranas chillonas cuando para del agua,
y el de la noche con grillos.
Como si me estuviera viendo, entre la ropa colgada,
con ese vapor que empañaba todo, y ahora el sinfín del alma.
Ríe con la gracia de la inocencia,
ríe ahora, que falta.


Me mareo en la copa de vino.
Me encuentro en la mirada pasada de un viejo,
y en la mágica de un niño,
que no es mi niño. 
Yo sé de la certeza eterna de tu vacío.
Yo sé de mis días y de tu nido.


Volé para adelante sin camino,
y sin moverme de mí soy otra.
Y soy todas.
Iguales, diferentes y parecidas.
Más callada, en la adivinanza de las formas de mi destino,
de las líneas de mis manos, tan llenas y tan vacías,
te abrazo.


Aunque te escurras entre mis piernas,
te abrazo.


Y vuelo siendo otra. Absorta, nueva, me alivio.

En mi mundo, pequeño, raro y escondido.
Mi mundo mío.