miércoles, 30 de abril de 2014

blablando

De que como te digo;
de qué se trata esto si no entiendo aquello,
que era lo mismo que lo otro.
Y de los otros.



Ahora es lo mismo que antes,
y que después y que siempre.
Acá es allá,
y allá debe ser acá, digo yo que no estoy allá,
pero debe ser lo mismo que acá.
Por intuición lo digo.
Por curiosa nomás.



Que siempre es lo mismo para mí y para otro que ya estuvo acá o allá;
ahora y siempre va a ser así.


De que como, me acuerdo, está mal dicho, el dequeísmo.
Me lo dijo otro, que ya se lo dijo otro.
¿Es más de lo mismo?
Pero lo digo, porque es verso, porque invento.
Pero no invento, sólo recuerdo del otro.



Que ya sabemos de que reír,
porque otros ya se rieron antes de lo mismo.
Que ya sabemos de que llorar,
porque otros ya lloraron antes por lo mismo.



Nos enseñaron con sus señas y señuelos y senderos. Y con sus sesos.


Esos que se rieron y se lloraron antes de lo mismo y YO,
somos amigos. Lo digo YO, porque al reír y llorar por lo mismo,
sabemos de que se trata, esto y aquello y lo otro.

Y entonces somos amigos, por parecidos.


Y ya estuvimos blabla bla bla blabando antes y ahora, desde siempre y para siempre
blabando de lo mismo, siempre riendo y llorando y blabando.

A veces riendo para no llorar; y a veces para no morir.


Como hacemos todos, inventando. Nos.


Porque el destino es un zorro y nos deja blablar, pero el ya sabe. Y nosotros no.
Al final sabemos, y no importa, igual reímos o lloramos, o lloramos para no reír o reímos para no llorar.



Y blablamos. Así vivimos.
A veces duro y a veces;
blando.